Rafael Salas: «Muchos chicos se han quedado sin la paga de sus padres y eso nos ha afectado directamente»

Entrevista a Rafael Salas Pons, empresario cinematográfico

Entrevista a Rafael Salas Pons, presidente de la Asociación Balear de la Empresa Familiar (ABEF) y empresario cinematográfico de larga tradición familiar, actualmente al frente de OCIMAX como consejero delegado, socio de Aficine, empresa de exhibición cinematográfica líder en Baleares con más de 40 salas en Mallorca, Menorca e Ibiza.

Es usted el presidente de la ABEF. ¿Nos puede explicar cuál es su cometido?

La ABEF, integrada en la red nacional del Instituto de Empresa Familiar, reúne desde 1999 a las empresas familiares de cierto tamaño, con el objetivo de fomentar la cultura empresarial, el emprendimiento y de impulsar todos los cambios normativos que sean necesarios, para facilitar que se mantengan como empresas familiares a lo largo del tiempo. Uno de sus primeros objetivos es la defensa de este tejido empresarial como motor de la economía productiva y del empleo en la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.

La constituimos unos 50 asociados que aportamos el 35% del PIB de Baleares, dando empleo estable y directo a más de 35.000 personas.

Tenemos vocación de lobby en cuanto que intentamos favorecer, como he apuntado antes, los cambios normativos que favorezcan el traspaso generacional y el fortalecimiento de las empresas. Hay que tener en cuenta que sólo el 15% de las empresas familiares llegan a tercera generación. En esa línea, apostamos por la formación tanto de los que están trabajando en la propia empresa familiar como de los que no lo hacen, los simples accionistas, para que se integren y conozcan la idiosincrasia del negocio.

El reto de la sucesión, ¿sigue siendo uno de los principales desafíos de las empresas familiares?

Cada empresa tiene su realidad, pero en general al fundador le suele costar mucho dejar las riendas del negocio. Entonces existen una serie de mecanismos como el protocolo, la formación o la asistencia del consejo de la familia, que es quien decide en un momento determinado quién tiene que ser el sucesor. En muchas ocasiones se opta por apartar a la familia y colocar a un ejecutivo, que sinceramente no es la fórmula que más me convence. En estos casos, el más alto ejecutivo de la empresa tiene que tener las ideas muy claras porque no estamos ante una compañía cualquiera: debe conservar los valores originales del negocio y entender su papel en el mismo, siempre bajo la tutela del consejo familiar, y no al revés. Este aspecto suele ser muy difícil de compaginar.

¿Qué ha supuesto la creación del Fórum Familiar para la ABEF?

Ha sido un paso muy importante. Es la consideración de la empresa tal como la pensamos nosotros dado que integrar a los jóvenes en la empresa familiar es vital, aunque no pueda trabajar en el negocio. Qué menos que  conocer sus valores y transmitirlos.

¿A cuándo se remonta su relación con Bufete Buades y en especial con su director, Joan Buades?

Coincide con la fundación de la ABEF, en el año 1999, entonces con José Luis Roses como presidente –actual presidente de honor- y con Joan Buades como secretario de la junta directiva, cargo que sigue desempeñando hoy en día, y alma mater de la asociación junto a la directora, Irene Jover. Joan nos aporta, sin duda, un valor añadido muy notable, además de ser un apoyo importante en el impulso de la entrada de las nuevas generaciones en la asociación, que actualmente representan la mitad de la directiva. Un caso palpable es el de Gabriel Buades que, como presidente del Fórum, tiene su plaza adjudicada dentro de la junta directiva.

Los derechos audiovisuales son un tema de recurrente actualidad. ¿Qué opinión le merece el estado actual de la legislación al respecto y en qué aspectos se debería mejorar?

Tenemos varios problemas pero el más grave, sin ningún género de dudas, es la piratería.  Hemos estado luchando para colocarnos, ya no digo al nivel de Estados Unidos pero sí al de muchos países de Europa. Por ejemplo, hoy en día en países anglosajones o Francia bajarse una película o una canción gratis es difícil, pudiendo llegar a cortarte el servicio de acceso a Internet, además de castigarte con unas contundentes multas económicas.

Es una cuestión de actitud y parece ser que con la nueva ley de propiedad intelectual se va a poder atajar parte de este despropósito. Es un problema de concepto: no es concebible que con la situación de crisis actual, alguien se pueda descargar gratuitamente el trabajo de otro sin compensación económica alguna, es una forma de robo. Después ya podremos discutir a qué precio, pero nosotros creemos que para valorar las cosas hay que pagar por ellas.

Los indicadores apuntan a una lenta recuperación después de estos duros años de crisis. Díganos si lo está notando también su sector y cómo ve el futuro más inmediato de las salas de cine

Creo que este sector está igual o peor que los demás. En este contexto nos ha tocado luchar con un tema sangrante como ha sido la subida del IVA en más de un 200%, de 8 a 21 puntos, y nosotros no la hemos repercutido en el precio de las entradas con lo que ello ha afectado drásticamente a nuestra cuenta de resultados.

Hemos llevado a cabo algunas experiencias interesantes a nivel nacional, junto con las distribuidoras, como el Día del Cine y la Fiesta del Cine, y la verdad es que han funcionado. Sin embargo, es cierto que después analizas su rentabilidad y ya no te quedas tan, tan satisfecho. Me da la sensación de que por ahora la economía se mantiene igual que en los últimos años, a día de hoy no percibo demasiados cambios. Es innegable que el cine ha padecido muchas crisis recientemente, pero quiero ser optimista.

Sin lugar a duda, la oferta ha cambiado muchísimo, como es el caso de las multisalas ubicadas en centros comerciales, convertidas casi en un negocio inmobiliario. Otros conceptos como las salas Vip o la compra online de entradas a precios económicos, también están modificando los hábitos de consumir cine.

 ¿Cuáles son los próximos retos del sector audiovisual?

Es importante hacer películas buenas, es decir, que le gusten a la gente, vamos. El ejemplo más palpable es el de ‘Ocho apellidos vascos’. El problema, en ocasiones, es que en la industria se está muy pendiente del producto estadounidense y, aunque es verdad que allí funciona muy bien y facturan cada vez más, una parte de sus géneros no acaban de tener esa misma aceptación en España, por ejemplo. Esto ocurre, sin ir más lejos, con el cine fantástico inspirado en el cómic. Tiene su público de adeptos pero no despierta las mismas pasiones que al otro lado del Atlántico.

En Europa está funcionando muy bien el cine propio mientras que aquí no acaba de tener el tirón deseable. En Francia más del 50% de la taquilla es producto autóctono, funciona francamente bien. Lo mismo ocurre en los países nórdicos, Alemania, Inglaterra, dónde ir al cine cuesta el doble que aquí. Este año es una excepción por la aparición en escena de la ya mencionada ‘Ocho apellidos vascos’, pero normalmente los ingresos procedentes del cine español suponen entre el 14 y 18% del total. Evidentemente, el estreno de películas como ‘Lo imposible’ o cualquiera de la saga ‘Torrente’ hacen que incremente sensiblemente ese porcentaje.

¿Cómo ve la aparición de nuevos formatos de explotación en las Salas de Cine: retransmisiones en directo de acontecimientos deportivos o conciertos, pases especiales de series televisivas…?

En Aficine hemos apostado por algunas de estas iniciativas y el resultado ha sido realmente satisfactorio. Hablamos de ópera, ballet, conciertos en directo y en diferido –Bruce Springsteen- y acontecimientos deportivos como las retransmisiones de los clásicos entre el Real Madrid y el FC Barcelona o alguna final de un título importante, que sí que han tenido una gran acogida. También hemos recibido propuestas para ofrecer pases especiales para el último capítulo de algunas de las series de culto actuales y sin duda que la oferta de productos alternativos se está moviendo mucho. Pero, en base a nuestra propia experiencia, lo que nos ha proporcionado las mayores satisfacciones, sin ningún género de duda, han sido los pases de ópera.

Para acabar, ¿han detectado algún cambio sustancial en los hábitos de consumo cinematográfico de los mallorquines en los últimos años?

Existe un tema gravísimo que afecta a la población más joven y repercute directamente sobre nuestro producto. Esta crisis se ha alargado muchísimo y al sector del cine, como a otros muchos relacionados con el entretenimiento, le ha hecho un daño bárbaro. Hay que tener clara una cosa: cuando un adolescente toma la decisión de salir a la calle a consumir su tiempo de ocio, lo hace partiendo de un presupuesto generalmente reducido. Pues bien, se ha llegado a un punto en el que a muchos chavales se les ha quitado la paga porque en casa no se lo pueden permitir, algo que jamás pensé que vería. Eso está ocurriendo y sus consecuencias directas las estamos padeciendo hoy en día.

A nivel demográfico el consumo no ha experimentado grandes cambios. Volviendo de nuevo al taquillazo de ‘Ocho apellidos vascos’: ha pasado por taquilla gente de todas las edades. Es cierto que el público más joven históricamente ha sido más reacio a consumir cine español, pero en este caso se ha conseguido atraer al cine a aquellos que hacía mucho tiempo que no pisaban una sala de proyecciones. El boca-oído ha funcionado muy bien en esta ocasión. ¿Es un cambio de actitud? De verdad, si tienes producto de calidad en vez de irte a comer una hamburguesa te metes en el cine. Bien es cierto que cambiar la actitud de la gente no es fácil y en estos últimos años una parte notable de nuestro público tadicional, unos por obligación y otros a consecuencia de la piratería, ha perdido el hábito de ir al cine y cuando eso se convierte en costumbre es muy difícil revertir la situación. Este hecho es lo que realmente más nos ha afectado en esta última época.